jueves, 10 de diciembre de 2020

Soy un viejo. Soy un sabio.

 

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Me llama viejo pero soy un sabio

Me llaman viejo, pero soy un sabio;Me llaman calvo, o de cana blanca;El honor no es suyo, sino es muy mío;La inteligencia es la que me tranca;Para mí Los años no vienen solos;Llegan llenos de mucho amor;Mis canas blancas como son los polos;Las que a mis años les dan sabor;Que sería de este loco mundo;Si viejos como yo no hubiera;Desolado y no fecundo;La sabiduría ni existiera;Soy un viejo, pero soy un sabio;Con arrugas en mi humilde cara;Los años no vienen solos;
Cosa que no es ni rara;En la vida siempre he luchado;Para regalarles un mejor futuro;A mis nietos aconsejando;De ser elegante y puro;Trabajé, mis hijos del pan gozaron;A mi esposa quise como a ninguna;Mis nietos me lo recompensaron;Con risas bajo la luna;Soy un viejo de canas blancas;Cicatrices marcan mis manos;Ese es el fruto de la ley ya blanca;Que Los años no han sido vanos;Mi vos es más lenta, y oigo poco;Quizás tiemblan también mis manos;Dando vida a lo que con ellas toco;Abrazando a quien son hermanos;
Soy un viejo, pero soy un sabio;Tengo ochenta, lo recuerdo bien;Muchos años de gran valor;Y aspiro pasar de cien;Me llaman viejo, pero aun soy joven;Conquisté el mundo de mil maneras;Para que mis nietos felices gocen;Y vean el mundo de dos maneras;Donde solo haya amor y felicidad;Por eso luche seguro;Deseando ver feliz a la humanidad;Y mis nietos con mejor futuro;Fui hijo, también soy padre;Soy esposo, y compañero;Seguí los consejos que me dio mi madre;Y Trabaje como leñero;De esta manera me gane el pan;No fue deshonra ningún trabajo;